viernes, 6 de marzo de 2015

La cabalgata de los mendigos (1996). Nancy Kress

Una entrada más continúo con las reseñas de las novelas que recomiendo leer de las principales sagas disponibles para el lector de ciencia-ficción en español. Voy a tratar en esta oportunidad de "La cabalgata de los mendigos", tercera novela en orden cronológico y de lectura de la estadounidense Nancy Kress, con la que se cierra la saga de los mendigos. Se trata de una novela de un nivel medio muy similar a sus predecesoras, y constituye un estimable colofón a una trilogía bien concebida, mejor cohesionada, con un componente científico cuidado y de incuestionable calado especulativo y emocional.

Kress sitúa la narración sólo cinco años después de donde la dejó con "Mendigos y opulentos", y nuevamente la condensa en un solo año (excepción hecha del pequeño epílogo con el que la concluye). También la estructura de manera similar a sus dos predecesoras, con tres partes diferenciadas que vertebran la obra (aderezadas por varios interludios dedicados fundamentalmente a mensajes intercambios por los personajes). Aunque en este caso vuelve al narrador omniscente de la primera entrega y descarta enfocar cada una de las partes en un único personaje por encima de los demás. Que quizá era uno de los mayores aciertos de "Mendigos y opulentos", y que sobre todo en la primera parte se echa de menos. La vuelta de tuerca que propone la autora para rematar la trilogía la constituyen las jeringas del cambio, ofrecidas por los Superinsomnes a la sociedad y que posibilitan la inmunidad frente a las enfermedades. Una idea que, dicho de paso, se postula de forma no del todo creíble, aunque lo relevante de su existencia es que, lejos de mejorar la estratificación social entre vividores, auxiliares y superinsomnes ya conocida de novelas anteriores, esta medida ahonda las diferencias y actúa como el catalizador que desencadena los acontecimientos.

Aunque los personajes principales no son los mismos de entregas anteriores, por las páginas de "La cabalgata de los mendigos" sí que desfilan viejos conocidos, como Jennifer y Miranda Sharifi, y sobre todo Lizzy Franzy, la joven vividora que ya habíamos conocido en "Mendigos y opulentos" y que desde la primera parte se erige en protagonista absoluta en su intento por llevar a los vividores al poder y cambiar el orden establecido. Una primera parte que comienza con una puesta en escena un poco fría y que durante toda su extensión (casi la mitad de la novela) traslada la sensación de que, aunque bien caracterizada en las dos líneas narrativas presentadas, es poco más que una puesta en situación, adoleciendo de un motor claro y con el agravante de la extraña relación entre el doctor Jackson Aranow y su ex-mujer Cazie Saunders.

Al comienzo de la segunda parte las dos líneas narrativas convergen y ello provoca que la tensión y la intensidad aumenten. El suministro de jeringuillas del cambio se interrumpe con la supuesta intención de liberar a los vividores de la dominación auxiliar, pero lo que sucede en realidad es que los vividores regresan a una situación de dependencia aún mayor, y el panorama se vuelve desesperado para ellos, lo que dinamiza la acción y beneficia la lectura. Además, la caracterización de los personajes presentados por Kress alcanza a lo largo de estos capítulos su mayor nivel. Si bien es cierto que a esta parte se le puede poner el pero de que la cronología de acontencimientos es, en ocasiones, un poco confusa.

La tercera parte, la más corta en extensión y la de ritmo más trepidante, recuerda por la tremenda estratificación social que muestra y la ambientación distópica, a la magistral "Las torres del olvido", de George R.R. Turner. Es además la que concede una mayor relevancia al componente científico, que Kress retuerce hasta el extremo cuando plantea la metamorfosis de Theresa Aranow. Pero también reserva muchas sorpresas. Por ejemplo, expone abiertamente que la auténtica motivación de Jennifer Sharifi es convertir Sanctuary en un lugar verdaderamente seguro para los Insomnes, aunque lo que suceda realmente diste mucho de esa intención. Otra sorpresa que se reserva Kress es el desenlace de la gran mayoría de los Insomnes, tan inesperado como impactante. Y un final que no aclara demasiadas cosas (ni siquiera si fue Jennifer Sharifi quien cabó con Miranda Sharifi), tan sólo hace públicos hechos que permanecían ocultos. Lo que evidencia que más allá de la conclusión, lo que más le ha intereado a Kress de la novela son las reflexiones que la jalonan. Reflexiones extensivas al resto de la saga, y que en mi opinión contribuyen el mayor acierto de esta recomendable saga.

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