domingo, 15 de diciembre de 2013

Las corrientes del espacio (1952): Isaac Asimov

Prosigo en esta entrada con la reseña de las novelas de la saga del Imperio, de Isaac Asimov. Sin duda su saga menos conocida, y también la de menor calidad, aunque en mi opinión con un nivel medio más que interesante. Le toca el turno en esta ocasión a "Las corrientes del espacio", última novela escrita para la trilogía aunque segunda en orden de lectura. Una novela indudablemente superior a su predecesora ("En la arena estelar") y en la cual el Imperio Galáctico ya sí es el trasfondo principal (en concreto, durante el ascenso de Trántor desde su carácter potencia regional hasta convertirse en la capital del Imperio Galáctico). Sin la fama de las novelas de la Fundación o de los Robots, "Las corrientes del espacio" es una novela con un nivel similar al de varias de las que constituyen las otras sagas, alejada por tanto del grupo de "obras menores" de Asimov, y con diferencia la mejor de la saga del Imperio.

Son muchas las virtudes de esta obra, si bien a mi entender son dos los las que la hacen especialmente atractiva: su atmósfera de intriga y su ritmo trepidante. Una vez más, Asimov nos muestra su visión del futuro mediante una trama más propia de novela de misterio, con todas sus piezas perfectamente encajadas y sin un párrafo de tregua. Con lo cual es imposible aburrirse.

En cuanto a las reflexiones de alto nivel, la dualidad opresores-oprimidos que se plantea, no por conocida y cercana a los conceptos de racismo y xenofobia pierde su crudeza: el planeta Florina es literalmente un juguete en manos del planeta Sark, el cual lo mantiene ignorante para aprovecharse de su única riqueza: el preciado Kyrt. Un elemento éste, el Kyrt, que condiciona la existencia de toda la Galaxia (y dicho sea de paso, del que Frank Herbert se apropió años más tarde en "Dune", cambiando su nombre por el de melange). Ambos mundos, Florina y Sark, están estupendamente ambientados, con una sabia combinación de elemenotrs rústicos y elementos tecnológicamente avanzados, si bien es cierto que Florina pudo servir de base para los suburbios de Trántor, que Asimov describió con detalle décadas más tarde en "Preludio a la Fundación". Por otra parte, y a pesar de que a menudo se le reprocha a Asimov lo contrario, en mi opinión los personajes principales (Rik, Valona, Terens) están bien caracterizados psicológicamente. Y los "Cinco Señores" le sirven a Asimov para poner de manifiesto las intrigas, los engaños y la vileza que acarrea siempre el poder.

Algunos defectos son los causantes de que "Las corrientes del espacio" no alcance el nivel de clásico. En general son pequeños detalles que no condicionan el desarrollo de la novela, pero que la afean en momentos puntuales. Entre ellos, el excesivo grado de violencia de Terens, quien comete varios asesinatos sin piedad, algo poco habitual en Asimov. También la existencia de personajes con un papel un tanto ambiguo en la historia (Junz, Samia, Bort...). O el recurso a artilugios demasiado inverosímiles, en su afán por recalcar el carácte futurista de la novela. De hecho, a pesar de ese esfuerzo claramente perceptible por dotar de verosimilitud al elemento científico, la propia idea que da lugar al título (la existencia de corrientes de espacio que causan la explosión de estrellas) fue plausible en su momento, pero hace décadas que fue descartada por la astronomía.

Otros aspectos cuestionables son la introducción de un nuevo personaje, Genro, a sólo 75 páginas del final, el extraño arrebato de pasión entre Terens y Samia, que ni siquiera es determinante para el desenlace, cierta previsibilidad en las intenciones ocultas de parte de los personajes, y algunos giros en la historia que pueden parecer un tanto forzados.

No obstante, también son apreciables las virtudes narrativas, no siempre apreciadas por la crítica en la prosa "conceptista" de Asimov. A saber, el recurso en los primeros capítulos a concisos flashbacks que sitúan perfectamente al lector, el relato minucioso de los momentos de mayor tensión, plenos de sorpresas, e incluso varias referencias perfectaemente integradas en la historia al incipiente Imperio Galáctico.

El final es, a mi modo de ver, excelente, conforme a lo que nos tiene acostumbrados el Buen Doctor: todo es presentado en términos de derrota para las distintas partes, pero sin realmente sentenciar a ninguna parte. Una manera ingeniosa de rematar una novela disfrutable, que mantiene la atención hasta el final, y que deja con ganas de leer la última entrega de la trilogía. Que reseñaré en mi próxima entrada.

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