martes, 28 de febrero de 2012

A de Andrómeda (1962). Fred Hoyle & John Elliot



En una de las entradas previas de este mismo blog ya comenté que "La nube negra" es mi novela de ciencia-ficción favorita, y la que más parabienes ha recibido cada vez que se la he recomendado a un amigo. Por tanto no es de extrañar que entre mi lista de 15 títulos personalísimamente favoritos aparezca otra novela de Sir Fred Hoyle, esta vez escrita en colaboración con el productor televisivo John Ellot. Sin llegar a las excelencias de su clásico por antonomasia, "A de Andrómeda" es una excelente novela del físico británico: concisa, profunda, excitante y, más que nada, inteligente.

Bueno, en realidad debo aclarar que originalmente no fue concebida como una novela, sino como una serie de televisión emitida por la BBC en 1961. Y que aunque fue Hoyle quien concibió la idea general, la estructura de los diversos episodios y la omnipresente componente científica, fue John Elliot quien al parecer elaboró los diálogos y caracterizó los personajes. En cualquier caso, no puedo juzgar la calidad de la serie, pues por lo que tengo entendido las cintas fueron destruidas. Sí que parece ser que fue Elliot quien "novelizó" la serie mientras que ésta se estaba aún emitiendo, y que Hoyle se limitó a dar su consentimiento a la publicación del manuscrito final.

En todo caso el argumento de "A de Andrómeda" reincide en el tema del "primer contacto", que ya había tratado Hoyle en "La nube negra", pero en este caso desde un enfoque diferente: lo que en esta oportunidad detecta el grupo de científicos protagonistas no es directamente un ser alienígena inteligente, sino una señal de radio procedente de una galaxia distante que, una vez descifrada, contiene instrucciones para la construcción de un complejísimo computador. El cual, una vez construido, proporciona a su vez a los científicos instrucciones para construir al ser llamado Andrómeda.

Como este argumento ya anticipa, nos encontramos ante una novela que mantiene una atrayente sensación de "algo terrible está a punto de ocurrir" y en la que los acontecimientos suceden con naturalidad, a pesar de tratarse de un argumento rico y complejo. Es loable el esfuerzo de los escritores por mostrar tanto lo que los personajes hacen como lo que piensan, lo cual se hace claramente patente en las certeras conversaciones, a menudo con un deje afilado (con mención especial para las que mantiene John Fleming, el joven científico protagonista absoluto de la novela). El comienzo de la novela es directo, claro, y algunos capítulos tienen un desenlace tan vertiginoso que podrían pasar por el propio final de la misma. Con lo cual el disfrute está garantizado.

Otros aspectos favorables dignos de reseñar son el esfuerzo de los autores por explicar la situación política, las sorprendentes referencias científicas para una novela con medio siglo de antigüedad, el familiar "optimismo ingenuo" del inevitable Primer Ministro, la sabia dosis de elementos de suspense, el acertado trato de las relaciones de pareja entre John y Judy, e incluso el detalle de que en el original en inglés todos los capítulos comienzen con la letra "A", en consonancia con el título.

En cuanto a los defectos, cuestiones muy menores: la conocida obsesión de Hoyle por el conflicto entre científicos y gobierno, algunos acontecimientos de carácter político que no terminan de fluir con naturalidad, la no del todo explicada preocupación por la cuestión de "la defensa", y el comportamiento un tanto extraño de Fleming en los capítulos finales. Si bien eso no impide que el desenlace sea satisfactorio, bien planteado y con la habilidad suficiente como para mostrar al lector exigente el estado en el que quedan las distintas partes que confluyen en el mismo.

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