jueves, 25 de agosto de 2011

#6 Dune (1965). Frank Herbert



Dune es probablemente la novela de ciencia-ficción más famosa a nivel mundial, y desde luego la más vendida, con más de 12 millones de ejemplares. Y sin embargo ello no es obstáculo para que la crítica (incluyendo mi humildísima opinión) la considere un clásico imprescindible. En efecto, Dune es una novela tan descomunal que incorpora varios apéndices para poder profundizar en su ecología, su religión y su terminología (más de 300 términos específicos), y con tal riqueza de posibilidades que Frank Herbert pudo extender la saga hasta nada menos que 6 libros, más los otros 8 publicados hasta la fecha por su hijo Brian Herbert. Su fama es tal que ha eclipsado a su autor, de quienes muchos aficionados no pueden recordar ninguna otra novela, y por contra ha proporcionado vocablos que han traspasado la frontera de la novela, como por ejemplo el planeta Arrakis.

Debo reconocer que tenía cierto recelo a leerla, pues tiendo a desconfiar de los parabienes exagerados; estaba equivocado. Es, sí, una novela fastuosa, grandilocuente, incluso pretenciosa. Pero Herbert explota al máximo su talento y no se limita a esbozar un futuro con unos cuantos pilares básicos, sino que crea todo un universo, describe un planeta con minuciosidad extrema, lo dota de una compleja variedad de elementos naturales, técnicos y sociológicos, establece diversas culturas y las interrelaciona impecablemente para crear un argumento enormemente rico. Y todo ello mostrando muchas ideas interesantes sobre religión, cultura, quienes controlan el poder, etc.

De los tres libros de que consta esta primera novela de la saga, el que más me gusta es el primero, por su atmósfera, sus intrigas, su riqueza. Herbert es capaz de exponer poco a poco su formidable creación al lector, sin atosigarlo. Además, profundiza con gran habilidad en los pensamientos de cada personaje, facilitando así la comprensión de las múltiples instituciones de la novela (la casa Atreides, los Fremen, la Bene Gesserit y otras muchas que es imposible reseñar en esta breve entrada). Y todo ello estructurado en unos capítulos perfectamente delimitados para mantener la atención del lector, a la vez que interesantes y amenos.

Entre los puntos flojos, el más obvio es que la propia grandiosidad de la novela hace imprescindible una lectura continuada y con gran atención a todos los detalles, para no perderse ante la avalancha de información. Otro es que algunos de los elementos de la novela recuerdan demasiado a la Tierra actual (las Casas, el desierto, incluso la melange recuerda en demasía al petróleo). Y en último lugar la escasez de avances tecnológicos (si bien justificada por el autor).

Un último apunte: mi sugerencia es que lean sólo la novela original, o a lo sumo la segunda novela de la saga (El mesías de Dune, sensiblemente más corta y escrita en la misma época). En vista del enorme éxito y las no menores posibilidades, Herbert fue alargando progresivamente la serie, pero en mi opinión la calidad se vio perjudicada, pues se vio obligado a retorcer una trama ya de por sí muy complicada, incluyendo entre otros recursos resucitaciones de personajes (llamados Gholas), así como otros que pasaron "de buenos a malos" (Alia).

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